Érase una vez una niña que cuando salió a pasear su perro se encontró un guante y se lo puso.
No pasaba nada pero cuando fue a abrir la puerta de su casa la abrió y no entró a su casa, entró a la casa de su amigo Miguel que tenía muchas ganas de ir.
Luego le pasó también con sus primos, tíos y abuelos y todas las puertas que había abierto fue con el guante. Después de un rato se dio cuenta de que era mágico.
Se lo contó a todos, los transportó y luego comieron todos juntos.
Fin
