Érase una vez un pueblo en el que vivía un niño.
En su casa había un cartel de: "Un coche de oro".
El niño no se lo podía creer. El coche estaba en el Carlos Cano.
Fue al Carlos Cano y vio el coche y se lo dejó a su padre pero vio un hombre y el niño se lo dio y ya todo el pueblo sabía que había un coche de oro.
FIN