Érase una vez un gato negro que vivía muy triste y sin casa porque siempre que alguien lo veía salía corriendo y diciendo que los gatos negros dan mala suerte.
Un día una niña lo vio y se acercó a acariciarlo y el gato le preguntó:
-¿No te doy miedo?
Y la niña le contestó:
-¡No! Me encantas y ¿Sabes por qué? Porque yo soy una brujita, así que te llevaré conmigo y desde entonces fueron los mejores amigos.
FIN